Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. 2 Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. 3 Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. 4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!, 5 porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones. – Salmo 100
Este salmo es un salmo de acción de gracias sobre, alabanza y conocer a Dios. Es un salmo dirigido a los corazones de hombres y mujeres. Él llama a la alabanza y la acción de gracias y adoración con alegría. No era solamente un llamado a Israel a alabar a Dios, sino para “toda la tierra”(Salmo 1:1).
Cuando el salmista habla de la adoración, no está simplemente hablando de algo que ocurrió en el Templo de Jerusalén, sino más bien de servicio continuo a Dios.
Este salmo es tan relevante hoy como lo fue en el momento en que fue escrito. Dios todavía quiere que su pueblo, “cante con alegría al Señor.” Se estemos reunidos con los santos o estamos sirviendo a Dios en nuestro caminar diario, este servicio, de acuerdo con el salmista, es expresar alegría y júbilo.
Los cristianos tienen toda la razón para alabar a Dios por Su gran amor por nosotros, por adoptarnos como hijos e hijas a través de Jesús Cristo (Efesios 1:3-14), y este salmo es un llamado a la alabanza. El salmista articula esta convocatoria para alabar con tres directivas: Cantad, servir y venir. En otras palabras, el salmista desea que “toda la tierra” se someta al poder y presencia de Dios.
Cuando una persona celebra con júbilo al Señor, entonces ellos “sirven al Señor con alegría” (Salmos 100:2). La adoración del salmista refleja una fe de confianza, una vida de entrega y una respuesta fiel a Dios, que debe reflejarse en todos los ámbitos de nuestra vida cada hora del día. Este acto es una renovación de un estilo de vida, en otras palabras, es el reordenamiento de la vida vivida en armonía con las enseñanzas de las Escrituras, para la gloria de Dios.
El salmista quiere que el pueblo de Dios sepa que Jehová es Dios, porque“Él es quien nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos, somos su pueblo y ovejas de su prado” (Salmo 100:3). Jesús es nuestro Pastor y los creyentes somos su pueblo y ovejas de su prado.
Los salmistas continúa: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!” (Salmos 100:4). Cuando los israelitas entraban en “sus puertas”, este acto de entrar en el área del templo cantando causo a los hijos de Israel a reflexionar sobre sus bendiciones de Dios. Salmos 136 es un ejemplo clásico de un “salmo de acción de gracias” que llama la atención sobre la bondad de Dios. Este salmo comienza así: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia.” Nosotros también, debemos de reflexionar sobre la bondad de Dios, especialmente nuestro éxodo del mundo de las tinieblas al reino del amado Hijo de Dios (Colosenses 2:13).
Salmos 100:4 intensifica la invitación a entrar en sus atrios con acción de gracias y alabanza. Pero el salmista no se detiene con esta convocatoria. Él da las razones de la ‘acción de gracias’ y ‘alabanza’: “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones” (Salmo 100:5). Al igual que este acto de acción de gracias y la alabanza mantuvo los israelitas enfocados en sus responsabilidades para con Dios, así también, el acto de acción de gracias y alabanza ayuda al creyente a mantener las cosas en la perspectiva correcta.
Tenemos que recordar que la acción de gracias debe ser la actitud del creyente en todo momento porque: La alabanza, acción de gracias y la adoración es una manera en la que expresamos nuestro amor por el Señor.
“Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18)
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